Comimos solo sombras muy oscuras.
Bebimos tanto deseo aquella noche
que terminamos dormidos como justos
trasudando lujuria por los poros.
Quisimos hacer del amor un arte,
y lo hicimos con fines maniqueos,
pero fuimos ciegos del espíritu y del cuerpo
y caminamos hacia atrás como cangrejos.
Estuvimos a punto de encontrar la gloria,
pero llegamos tarde a nuestro orgasmo,
nos dejamos guiar por el reloj del cuerpo
y el placer lleno de trampas el camino.
Tuvimos la inmortalidad en nuestras manos
y se nos olvido bajo la almohada,
preferimos besarnos hasta que cantara el gallo,
porque la muerte tarda cuando mas la esperas.
Por eso en el amor no hay ciencia exacta
no existe el calculo y el teorema,
todo es tan simple como el uno a uno
y el magnetismo animal mas puro.
Febrero 1994
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