Pasajes Oscuros de una Vida Vacía
Se despertó cuando el sol la conminaba a abandonar el lecho, cual mariposa al capullo, sin la menor queja contra el sueño que no pudo concebir por pasar las horas pensando en su amado.
A sus dieciséis era feliz, era enamorada y estaba realizada, pero la desgracia quiso hacerla su sierva y púsole el destino enfrente una piedra. Ser tal piedra tocó me a mi por sino, siendo yo el causante de su pena.
Confieso en descargo, si disculparseme pudiera, que no fue premeditado ni quise ser falaz, ni fue turbio mi pensamiento.
A sus inocentes dieciséis le tocó por accidente conocer al causante de su infortunio, hecho que marcó toda su vida.
Treinta años cumplidos no te absuelven de nada, ni te hacen partícipe de algo, ni te da derecho a hacer y deshacer, si acaso te da valor para enfrentar la siguiente edad.
Quince años me metí en el cuerpo, quince años probando la vida, a veces dulce a veces rancia, cayendo y levantando, perdiendo y ganando. Lleno de podredumbre y miel tengo el pensamiento, ni tan severo ni tan blando, disfrutando música y charla, gustando humo y vino, queriendo saber todo aun sin saber algo, me conociste por mi hablar basto y por el hablar caíste en la trampa que no había puesto.
Es muy fácil a tus años caer en las garras finas del que tiene un diente de oro y la sonrisa podrida. No soy un gran tipo, ni tengo trazas de serlo, pero el flechazo de cupido cayó en tu corazón sin merecerlo.
El tiempo paso y con el tu cuerpo en el mio, muchas veces, como pasa el rió, llevando lo fértil a la pradera y apostando la vida en cada entrega.
Hoy nació el capullo, nació de madre doliente, nació de madre amante y nació con padre ausente, con padre muerto, con padre errante.
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