miércoles, 3 de febrero de 2010

Como un niño



El alma se partió en pedazos,

todos amorfos y dolorosos,

trasudando tristeza, intolerancia,

transidos de pena, de condena.


Y el corazón feneció en el acto,

el desamor lo dejo impactado,

el desdén destruyó su cuerpo,

la indiferencia lo redujo a nada.


Y yo sentí todo eso dentro

y sentí quemarse mis entrañas,

y morí en noches deleznables,

llenas de angustia enfebrecida.


Y el dolor no dejaba momento,

que pudiera en reposo, reponerme

y lloraba lágrimas punzantes,

que eran tan amargas a mi gusto.


La pena me consume avasallante,

y mina mi existencia desdichada,

ya no soy el mismo de hace días,

soy un muerto en vida por tu culpa.



Dic. 1986

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